Conversamos sobre deporte y trabajo social, género e inclusión junto a Mónica Santino, Cofundadora de La Nuestra Fútbol Feminista.
Mónica Santino, Cofundadora de La Nuestra, visitó las oficinas de GEO Estudio y Opinión para conversar sobre deporte y trabajo social, género e inclusión con el director del Centro de Producción Documental, José lezama, en el marco del ciclo de entrevistas “Compartiendo Conocimientos”.
¿Quién es Mónica Santino?
Pregunta filosófica. Es muy difícil hablar de una misma y definirse, ¿no?, porque las personas estamos en constantes cambios y pasan cosas, como esa frase que alguien dijo por ahí, todos los días, pero si tuviera que decir puntualmente que soy, diría, militante, creo que esa es la palabra que más me define. Creo que sigo siendo futbolista por más que no juegue profesionalmente. Soy peronista, feminista, creo que esas son las cosas que más o menos, me van contando, e hincha de Vélez. En cada una de esas puntas puede haber un relato de quién soy, ¿no? Aunque permanentemente se cambia. Ahí hay unas cuestiones que tienen que ver con estar atrapada en un día a día que muchas veces decís, bueno, vivo atormentada por cuestiones, por lo que no se puede cambiar o, por lo que me gustaría cambiar, pero me parece que esos ejes hablarían bien de mí persona. Y mamá y casada con una compañera increíble y el tiempo también que fui militante de la CHA Comunidad Homosexual Argentina finales de los 80, principios de los 90.
¿Por qué surgieron esas inquietudes, por qué esa necesidad, quizás, de meterte en tema, desde la militancia, que te guste la actividad deportiva?
Creo que, desde muy niña, muy pequeña, siempre lo que me gustó, a lo que yo quería llegar o lo que me movía el deseo, por decirlo en términos de las generaciones jóvenes, fue pelear para lograrlo. Nunca, nada vino dado, yo quería jugar a la pelota en la calle con los varones que veía jugar en mi barrio y para eso, había que vencer obstáculos. Cuando fui adolescente quería acercarme a algún espacio que tuviera que ver con lo social, porque me interesaba, porque me dolía lo injusto, porque lo injusto siempre me puso mal, en un lugar de rebelarme contra eso y, mi adolescencia transcurrió en dictadura y en un colegio religioso en San Isidro, entonces, para darle una vuelta a todo eso, el único espacio de militancia cercano era la iglesia católica, y todo lo que transmitían, enseñaban o decían aún, incluso en el mismo colegio, iba en contra de muchas cosas que a mí me empezaron a pasar. Y luego salir de la dictadura. ¿Y cómo vivíamos en una campana, ¿no? Y en una especie de cuestión de cristal donde la política estaba absolutamente prohibida hablar, y bueno, enterarte realmente lo que había pasado en Argentina en esos años. Con toda la pasión que yo sentía por el fútbol que siempre me constituyó y saber no sé… Yo fui a la cancha de River a dar los 3 primeros partidos de Argentina en el 78 por 1 regalo de mi abuelo. Fui a ver Argentina, Hungría, Argentina, Francia, Argentina, Italia. No me lo voy a olvidar más, fue el único mundial que vi y mucho tiempo después, a los 18 años, yo supe que a 10 cuadras de esa cancha pasaba lo que pasaba, ¿no?
Entonces no tengo ningún registro de algo que me haya resultado fácil, porque era jugar al fútbol, era que no me gustara lo que le gustaba a la mayoría de mis compañeros o con quién tenía que ver en ese momento, no vestirme cómo se vestía la mayoría, no estar todo el tiempo como encorsetada en lo que significaba ser mujer en esos años. De alguna manera fue arreglándomelas buscando los espacios, fui a jugar al futbol igual y después, ya de más grande la decisión de pertenecer al CHA de aquellos años, que no es ni parecido a lo de ahora. Tampoco tuvo que ver con el sí, voy a militar, sino más bien con decir, bueno, dónde están las personas que son como yo y de esa me fui armando, como la mayoría de las compañeras de mi generación.
¿En esa época quiénes eran tus referentes?
Sí, no sé si tenía una referencia fuerte. Yo sí recuerdo de ver historia o, todo lo que tuviera que ver con el peronismo en documentales, en alguna cosa que pudieran pasar por la tele, en algunos relatos, no nací en un hogar peronista, en absoluto, pero las emociones más fuertes, como me pasaba con el fútbol, tenían que ver con eso. Lo tengo muy presente porque tenía 9 años cuando Perón muere y vi a los adultos llorar. No en mi casa particularmente, en el barrio, que estaba compuesto por mucha migración italiana, y que con Perón habían tenido un ascenso social. Yo no sabía por qué lloraban, pero eso me impactó muchísimo y después ver, bueno, el armado de la construcción del 17 de octubre, las personas moviéndose, las movilizaciones y los tumultos de las multitudes siempre me llamó la atención. Creo que ahí hay una un atractivo que tiene que ver con eso, con la pasión y con el sentimiento, qué más con algo que sea muy elaborado en pensamiento, entonces, quizás ahí la primera referencia sea Eva Perón y después, con el tiempo, cuando crecí, cuando me entero digamos del tremendo genocidio que nos pasó como sociedad, Las Madres de Plaza de Mayo, siempre para mí fueron una referencia permanente, a quienes hoy seguimos citando y comparándonos, cuando pensamos en el proceso que tuvimos en la cancha de fútbol de la Villa 31 y lo que pasa cuando las mujeres participan y se ponen en movimiento. Seguramente Las Madres de Plaza de Mayo en el año 77, no pensaban en el feminismo, pero hay montones de acciones de mujeres a lo largo de nuestra historia que se las puedes enmarcar en el feminismo ahora y dar un paso en ese sentido. Así como nosotras movimos un pie para ocupar la cancha. Bueno, cuando las madres le decían, no pueden estar acá, empezaron a girar. Hay algo ahí en ese inicio de movimiento que para mí es fundante. Así que, si tengo que hablar de referencias históricas, creo que son esas, Eva Perón y Las Madres de Plaza de Mayo.
Y en ese sentido, después vos fuiste avanzando en tu historia de vida y dijiste, me gusta, no sé, el fútbol, me gusta el deporte y te lanzaste el periodismo deportivo ¿Por qué periodismo deportivo?
Creo que no sé si por una convicción de que quería ser periodista. Pero si lo que me pasó fue como que me sentía expulsada del fútbol en distintos tiempos de mi vida y a la vez que convocada, en una cosa, ahí medio perversa, sí querés, me ocupé de estudiar todo lo que tuviera que ver con el fútbol en el alrededor o del deporte, por eso la educación física. Luego, el periodismo deportivo, que yo en esa época tenía una militancia en la CHA muy intensa. Y era bueno, a ver qué voy a hacer, porque en realidad estaba trabajando de militante 24 por 7, en los 90 con muchísimos problemas para la inserción en lo laboral. Tenía una ayuda de mi viejo que me bancaba en un laburo que medio me había inventado él. Era una militancia, como diríamos ahora, zarpada, que no era paga de ninguna manera, desde el convencimiento pleno, en un tiempo donde nosotros hablábamos de la sexualidad como un derecho humano y esa CHA tenía una consigna que era el libre ejercicio de la sexualidad, es un derecho humano. Y una batalla muy grande por generar alianzas con los organismos de Derechos Humanos. Para nosotros fue un triunfo cuando Hebe de Bonafini nos reconoce en la plaza como Comunidad Homosexual Argentina, algo que al principio nos miraban de costado. No era sencillo y lo que fue la batalla por la Personería jurídica, que fue una batalla legal de proporciones enormes, creo que generó un antecedente importantísimo para todo lo que lo que vino después, para ese movimiento de liberación sexual.
¿O sea, y el periodismo ahí como vos dijiste?
¿El periodismo ahí? Si el periodismo ahí, no sé si tenía vocación de periodista, era bueno que se yo, puede ser, me gusta mucho y yo creo que la mayoría de los y las que estudiamos periodismo deportivo tenemos una ventana así de entrada con el amor por el fútbol. Y después es una profesión que también se desdibujó un montón que está rodeada de una cantidad de intereses que muchas veces te aleja de hablar del juego, que se ha transformado en una industria donde se llenan horas y horas de televisión y se escribe, se escribe mal. Yo tenía como una referencia del periodismo deportivo, desde otros lugares, recuerdo periodistas enormes que casi eran piezas literarias lo que escribían. Montones de periodistas, Ardizone, por nombrar uno. Yo leía El Gráfico y Goles como una loca cuando era chica. Y después los tipos que hacían radio. Los comentarios de García Blanco cuando volvíamos de la cancha de Vélez y mi viejo pedía silencio y todos en el auto, callados, porque estamos escuchando al gordo García Blanco. ¿Qué incluso metía pausas, viste? Como que le daba un carácter al partido que acababas de ver, que parecía que había salido de unas obra de teatro. Hace muy poquito escuché a Juan Sasturain hablar del fútbol como relato y contar esto de que cuando éramos pibes o pibas y pateábamos contra un portón, una reja, o jugamos solos o solas, nos relatábamos. ¿Y me quedo dando vueltas a esa idea porque creo que es una verdad gigante, ¿no? ¿Y bueno, y qué pasa con el fútbol?
También se te nota apasionada en ese sentido, digamos también lo hiciste con pasión…
Sí, conocí grandes profes, creo que Deportea en eso es una escuela muy particular. De periodismo ejercí, diría que poco y nada, porque la vida me fui llevando para otros lugares, pero la radio es lo que lo que más me gustó y me sigue gustando. La radio me apasiona.
Tenés una camiseta que dice La Nuestra Fútbol Feminista, ¿Qué es La Nuestra?
Y La nuestra es un lugar en El Mundo para todas las que somos parte. Si tenemos que definirla en un concepto diríamos que es un colectivo feminista, una organización social que toma el fútbol como bandera, pero que es mucho más que lo que pasa en una cancha de fútbol. Y que de alguna manera la explicamos con todo lo que nos fue pasando, que no fue planeado, nadie dijo vamos a utilizar este método de entrenamiento, vamos a convocar a tal y tal. Fue como el devenir de estar permanentemente en la villa. Y el estar permanentemente en la villa con esa pedagogía de la presencia, la que hablan los curas villeros que nos hizo generar un vínculo con el barrio que diría que es indisoluble, con las pibas, con las familias y construir un conocimiento con respecto al fútbol, por eso nosotros hablamos de fútbol feminista, que fue hecho con las pibas, digamos nosotros no vamos, y a veces el deporte cae en esos discos hacer caridad, o hacer asistencialismo o, a tirar la pelota un rato vez, estas ideas de bueno, yo te saco de la calle, como si fuera una persona iluminada que llega al barrio y la verdad que no. Es todo lo contrario. Ahí llegamos todas con montones de heridas distintas por el destrato dirigencial, por lo que cuesta jugar al fútbol en Argentina profesionalmente. Y de alguna manera la fuimos componiendo en ese grupo que se fue armando.
¿Cómo llegaste al barrio?
Yo llegué sola en el 2007 con la única premisa de seguir entrenando, un equipo que quedaba sin entrenadora. Y estas paradojas, ¿no? Una entrenadora estadounidense que ni siquiera era directora técnica que había entrado al barrio por motus propio, que estaba en Argentina haciendo su tesis como socióloga, se volvía a Estados Unidos y quería que ese grupo quede con alguien. Nos habíamos conocido en los juegos Evita, me vio como venía laburando en la municipalidad de Vicente López en otro lugar y le dije que sí. Bueno, y llegué a la Villa 31 sola, el 6 de noviembre de 2007, con un grupo de 15 pibas que me miraban diciendo ¿de dónde salió esta loca? Y así arrancamos. Bueno, no tenemos cancha, los pibes no nos dejan entrar, vamos a pelear la cancha y empezaron a sumarse compañeras que nos habíamos conocido en distintas etapas de la vida, a querer entrenar y ser parte, hoy somos casi 300 pibas, que van desde los 6 años hasta compañeras tienen como 50, que el jugar les representa una cantidad de cosas que excede el fútbol. Y otras que son futbolistas y que quieren fichar en clubes de AFA. Ahí hay un abanico de identidades y de posibilidades que es inmensa y para nosotras el aprendizaje permanente desde la educación popular, desde los feminismos, desde la autodefensa con un grupo de compañeras que se incorporó entre el 2013 y el 2014, trabajadoras sociales y educadoras populares. Y ahí está el gran tuco que La Nuestra significa. Creo que es lo que aportamos al movimiento de mujeres después del NIUNAMENOS, y la popularización de los feminismos para que ese derecho a jugar entre a la agenda del movimiento como un reclamo, y poner también sobre el tapete las tareas de cuidado. Cuánto tiempo le dedicamos a jugar, qué significa jugar para nosotras y seguir ofreciendo un espacio seguro de entrenamiento con ese horario que conquistamos ahí, peleándonos cuerpo a cuerpo con los pibes.
¿Y cómo fue sortear eso en un contexto social tan complicado?
Creo que fue el tiempo, creo que la permanencia también hace que la gente en el barrio, las personas que habitan el barrio, te empiezan a mirar de otra manera, porque es muy común, las personas que llegan y se van, que toman un conocimiento que es esencialmente villero, se lo apropian, y se van para otro lugar. Las personas en general están muy cansadas de eso. Ahora, cuando vos te quedas a la par de una piba peleando una cancha, agarrándote a piñas con un pibe que no quiere salir, que estás con lluvia, con sol, con el clima que sea y estás, entendés y pones oreja y escuchas, bueno ese vínculo es indestructible.
¿Cómo es esa base que las sostuvo en contexto complicados como pandemia? ¿Se podría llevar a otros barrios del país?
Ni siquiera la pandemia pudo destruir eso que fue una época que tuvimos mucho miedo y que la pasamos mal. También pudimos sortear eso en virtud de la capacidad de la red que pudimos armar. Entonces yo creo que la base es esa. Yo insisto con que no es receta, ningún barrio se parece a otro, pero sí me parece que es, no sé si diría un modelo replicable, sino una forma de entender el deporte en los barrios, que bien podría servir para un debate que yo creo que tenemos pendiente en Argentina, que es el deporte social. ¿De qué hablamos cuando hablamos de deporte social? ¿Tiene vínculo con el alto rendimiento?, ¿Qué estructuras se necesitaría para eso? Desde qué lugar nos paramos a discutirlo y a verlo. Creo que hay un montón de personas en Argentina, mujeres, varones y diversidades dispuestas a dar ese debate, y a pensar políticas públicas porque creo que tenés ahí una herramienta tremenda en la forma en que vos te podés acercar a pibes y a pibas. Y a entender la vida desde distintos lugares, a la fortaleza enorme que significa organizarse. A que te caiga la idea de que las transformaciones son colectivas fehacientemente. Y también una gran herramienta para erradicar la violencia de género. Nosotras hemos visto pibas que digamos en los barrios, las mujeres asumen tareas de cuidado a edad muy temprana y a laburar a edad muy temprana y los espacios para jugar se van achicando ahí y después, la idea del cuerpo y de todo lo que vos podés hacer, siempre está orientado a la maternidad. Es un mandato tremendo ¿Qué pasaría si corremos un poco ese mandato? ¿Si empezamos a pensar la maternidad desde un deseo? ¿Y qué pasa con ese cuerpo que te dijeron que estaba nada más que para eso? Ahí, para nosotras, el impacto feminista es enorme y lo estamos haciendo con una pelota de fútbol. Algo que nos fue, digamos, negado históricamente.
Como que fue la excusa, digamos, donde nos podemos unir y empezar a generar un ecosistema de contención, de acompañamiento y de aprendizaje constante, porque es mutuo, me imagino…
No paramos de aprender algo que no aprendimos ni en la escuela de directo técnico, ni en el profesorado de educación física, ni en absolutamente en ningún lugar, y es algo que, en el último tiempo, con la incorporación de estas compañeras que dan conocimiento, que conocimos en los encuentros de mujeres, pudimos teorizar, teorizar la práctica que eso para una organización social es fundamental es muy importante.
Le da contenido, le da dialéctica, le da un método…
Exacto, le da sentido a lo que estás haciendo, que siempre está como peleado la idea de la Academia con el territorio, y para nosotros tienen que estar completamente unidos, pero no para inventar un chamuyo, es para decir realmente lo que está pasando, como le damos valor, y cómo los sostenemos en el tiempo.
Participaste de proyectos culturales, de libros, entre ellos, Pelota De Papel ¿Cómo empezó eso? ¿Con qué otras herramientas o canales ves hoy viables para hacer ese tipo de discusiones?
Pelota de Papel, es un gran proyecto, yo diría que en su momento fue como un movimiento, que ojalá pueda continuar de alguna manera. Nosotras nos enteramos por redes y por notas periodísticas de la existencia de Pelota de Papel. Y como conozco particularmente a uno de sus editores, que es Ariel Scher, que fue profe mío en Deportea, un día lo entrevisté, yo trabajé un tiempo no muy largo en la radio de las madres, le pregunté por pelota de papel y cuando estaba terminando una charla le digo, “che, pero no hay ninguna mujer”. Ahí escribiendo, eran todos futbolistas, todos varones, que la idea era muy buena, es decir, se mira a el futbolista también de una manera muy estereotipada, no piensan, son tipos que siempre dicen lo mismo, el casette, la entrevista y no piensan absolutamente nada, no como si fueran máquinas, y no es cierto, de ahí el producto. Pelota de papel, con una idea original de Sebastián Domínguez, ex jugador de Vélez y Agustín Lucas, un ex jugador uruguayo, poeta, bueno y un poco salió ahí de una conjunción entre futbolistas, argentinos y uruguayos. ¿Y Ariel tomó el guante no? Obviamente, dijo, claro no hay ninguna mujer, faltaban 6 días para que se cierre la entrega de cuentos. Entonces me llamo Juanky Jurado que es también editor, y el que empuja el carro para que todos entreguen el cuento a tiempo y está atrás de los jugadores y también periodista deportivo, y me dijo: “Bueno, escribí, tenés 3 días. Dijeron todos que sí, tenés 3 días”, así que entre medio por las ventana a pelota de papel 1 y de alguna manera por insistir. Y tres días escribí un cuento que hacía referencia a algo que nos había pasado a nosotras en un viaje a Alemania con la las pibas de la de la 31, las pibas de La Nuestra. Así que ahí fue bueno, la saga, después me llamaron para pelota de papel 2 y el 3, por todo lo que estaba pasando con el movimiento de mujeres y la profesionalización del fútbol femenino, hizo que todas las futbolistas fueran mujeres en esos relatos, que fue hermoso, porque se lanzó ese libro el 8 de marzo del 2019, con el anuncio de la profesionalización del fútbol y la denuncia de Macarena Sánchez.
¿Qué importancia le das al deporte en la formación de los pibes?
Y una importancia, no sé, si tuviera que medirla en números de un 100 por 100 de importancia, creo que esos lugares son mucho más importantes de lo que se cree. Como decía antes de ser miradas y casi despectivamente, de bueno, le tiró la pelota un rato sin compromiso, no funciona así no. Y cuando se pone el cuerpo, se escucha a las pibas y a sus familias. Cuando empiezan a aflorar, digamos algunas situaciones, algunos problemas. Estás ahí para escuchar. Te das cuenta que ese ámbito deportivo tiene una cantidad de ventajas que otro espacio capaz no tiene porque es una persona que se está divirtiendo, que la está pasando bien y que también puede llevar a la cancha su problema.
¿Cómo se plantean esos problemas en este tipo de espacios?
En la rueda de pibas, nosotras tenemos la costumbre de empezar cada entrenamiento con ronda al principio y al final, y te das cuenta, si ves a alguien que está con la cabeza gacha o mal, o ya una costumbre que se hizo hábito de que alguna mamá, algún papá, se acerca para decir, mira, le está pasando esto o, aquello, nos está pasando esto como familia, bueno, es un espacio también que hay que atender, por eso decía que somos más que más que un proyecto deportivo pero la cancha de fútbol y esa familiaridad y la forma en cómo se generan los vínculos cuando jugas es una puerta gigante que yo creo que se desaprovecha la mayoría de las veces, pero hay que laburar, no es algo que, porque vos armaste el partido de fútbol, sale instantáneamente, vos tenés que estar ahí, con mucho cuerpo, quedamos todas muy cansadas después los entrenamientos. Y sostener La Nuestra es mucho más que ir al barrio, hay montones de cosas que pasan por afuera del barrio para para poder sostener una organización de estas características. Si no hubiera red, si no hubiera vínculo entre nosotras, que no necesariamente somos amigas, digamos todas las que componemos La Nuestra, porque tenemos diferencias de edades grandes. Yo tengo todos estos años que tengo y la más grande después de mí tiene 42. Hay ahí una brecha generacional. A mí incluso bueno, ya lo estoy sintiendo más el último tiempo. Hay cosas que me cuestan porque, ese espacio entre generaciones existe. Sin embargo, me parece que ese vínculo que fuimos tejiendo entre nosotras es lo que permite sostener una organización de estas características, sino sería imposible.
Me imagino que habrá un momento en que La Nuestra ya es La Nuestra, es algo que es un concepto que es mucho más amplio que las personas que lo componen…
Sí, hay algunas, algunas frases que creo que fueron un gran acierto, incorporarlas como como parte de la organización. Y la central es, “pararse en la cancha como en la vida” que la dijo, una chica, que cuando la dijo tenía 14 años, Natalí Villalba, que fue después de un entrenamiento en esos espacios que a veces tenemos de charla después de los partidos. Y lo planteaba en el término de cómo se podía resolver un conflicto. Y así como juego, soy afuera, y una cantidad de cosas que las dijo sola, nadie fue diciéndole lo que tenía que decir. Y fue lo que le pasó, “mi juego, mi revolución”. Bueno, montones de frases. Yo creo que nos van contando cómo organización y me parece que fue muy importante ponerla en valor.
Si vos fueses presidenta por un día, y tuvieses la posibilidad de aplicar una política, una medida que sabes que se va a cumplir. ¿Cuál sería la primera medida que aplicarías?
Si fuera presidenta por un día, en este contexto, estaría pensando cómo mejorar los ingresos salariales de cantidad de personas para qué trabajar, sea digno y no sea una angustia. Trabajar todos los días y llegar a fin de mes y que puedas aspirar a lo que a lo que tenés que aspirar. Una en tantísimas no, creo que es un montón, lo primero que se me viene a la cabeza es eso, como equiparar ingresos para que tu vida sea sea digna, sea posible, como también pensar en la gran masa de trabajadores informales que existen en Argentina, ¿es muy complejo, no sé si como una medida de un día no? Pero, ¿Cómo enlazar esos mundos para que trabajar en Argentina vuelva a ser digno? Me parece central, pero lo básico es eso, vuelvo a decir, soy peronista y me parece que el trabajo para los y las peronistas, les peronistas, es fundamental, es la columna vertebral. El valor más importante.
GEO, transformando el conocimiento en acción.
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