Para nuestro ciclo de entrevistas “Compartiendo conocimientos” del Centro de Producción Documental GEO Estudio y Opinión, visitamos al Profesor Alfredo Pérez Alfaro, uno de los profesionales más importantes de nuestro país.
Alfredo es Doctor en Ciencias Económicas, Licenciado en Economía y Contador Público por la Universidad Nacional de Buenos Aires. Fue Decano, Normalizador y ex-Decano de la UNICEN. También fue miembro del Comité Académico y Profesor de Control de Gestión de la Maestría de Dirección de Empresas en diversas universidades públicas y privadas en el país. Es titular de la Consultora Pérez Alfaro y Asociados.
Es también Evaluador externo para Universidades públicas y privadas y miembro del Consejo de Administración de la Fundación GEO. Es autor de libros, tales como, “Control de Gestión”, “Tablero de Comando”, “La Hoja de Ruta del Desarrollo Argentino” y ha sido coautor del libro “Una economía para el hombre”. Por último, también mencionar que fue ex Vicerrector del Instituto Universitario River Plate.
Entendemos que tenés muchísimas ideas al respecto que tienen que ver con el desarrollo económico. Una persona con tu experiencia que ha conocido la realidad argentina de los últimos 50, 60 años, de una manera muy profunda y que ha tenido experiencias internacionales muy importantes. ¿Cómo ves el actual contexto socioeconómico?
Yo veo un proceso muy delicado y complejo, sin precedentes en la historia del país. Una verdadera implosión de una cantidad de factores negativos, que confluyen y nos entregan una realidad líquida. Es decir, no sabemos lo que está pasando, lo que puede pasar y desconocemos cuándo puede pasar. Estamos ahí, en una especie de limbo. Casi lo calificaría como una tormenta perfecta. Me interesa mucho destacar, que éste presente, que hemos conseguido es consecuencia de una enorme oportunidad perdida. ¿Y sabes cuándo la perdimos? Estaba en la salida de la pandemia y en el mismo desarrollo de todo ese contexto. La famosa nueva normalidad era el momento justo, para que, con madurez política, con consenso -sobre las ruinas de una economía obsoleta- era el momento de reconstruir con creatividad. Era el momento para que, desde esas situaciones caóticas, pudiera emerger un país nuevo e inédito.
Desde la política, parecía que se iba a dar alguna especie de cambio. Hubo algunas señales que nos invitaban –desde Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires- a ponernos el “overol” y a trabajar por una idea común.
Desaprovechamos esa oportunidad y no hicimos lo que aconsejaba el destacado economista austro-estadounidense Joseph Schumpeter; autor que explicó la esencia del desarrollo capitalista, que era la destrucción creativa. Había destrucción. El mundo, la vida nos colocó en esa destrucción. Y no supimos, tanto la sociedad como la política, ser creativos. El país no supo serlo.
¿Esta consecuencia que bien mencionas, no sucedió también a nivel mundial? Porque pareciera que la pandemia fue una mala película que una vez que finalizó, rápidamente, todos hicimos un switch y volvimos al 2018, 2019, sin tener en cuenta, por ejemplo, que en el medio estaba de la guerra de Ucrania.
Justamente, hay una palabra que aclara más esto. Era el momento de la innovación. Y fíjate que este concepto no tiene ideología, ni límites. Innovación en la educación, en el aprovechamiento de los avances tecnológicos, en el diseño de un nuevo perfil industrial, en modos totalmente inéditos de trabajo, en la posición frente al mundo. Es decir, no nos hicimos esas preguntas, no apareció la innovación. Pero sí regresaron las viejas rencillas y grietas de por medio. “En lugar de aprovechar la reconstrucción en función de la innovación, nos transformamos en un país que aplicó, a raja tabla, el facilismo inflacionario. Ubicándonos, en este momento, en una situación de país cosecha dependiente”. No son los tiempos de aquel Perón de la primera Presidencia: a él no le importaba mucho lo que pasaba, porque con dos cosechas buenas alcanzaba.
Considero que en cuanto a la innovación algunas oportunidades fueron aprovechadas como, por ejemplo, la celeridad en la que accedemos a la comunicación y a los contenidos y que plataformas como Zoom o canales de YouTube o hasta los mismos streamers aprovechan tanto. Pero, quizás, no fueron tan claras, a los efectos de traducir oportunidades reales para el país. También es cierto, por otro lado, que Argentina es uno de los pocos países de la región, que tiene la mayor cantidad de empresas unicornio –denominadas así por su valuación millonaria- por cantidad de habitantes, tales como Mercado Libre, Globant , OLX y Despegar -entre otras-. ¿Vos cómo ves ese tipo de procesos?
Sí, mira, hay algunos síntomas realmente muy esperanzadores en ese orden y en el caso de los unicornios que vos mencionabas. Pero te traigo un caso muy interesante que está ocurriendo en Tandil. Esta cuidad está apuntando a transformarse en el Silicon Valley de la Pampa Húmeda y donde se conjugan los tres vértices del triángulo del desarrollo, del que hablaba, el economista canadiense John Kenneth Galbraith y después Jorge Sábato. En este triángulo, hay una punta muy potente que es el Estado. Desde el municipio se han desarrollado una cantidad de iniciativas extraordinarias para abrir el camino a todos los que quieran llegar a la zona tandilense. El otro vértice muy poderoso es el vértice científico-tecnológico y educativo, a través de UNICEN, la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Y el otro vértice es el sector privado, que lo van construyendo un gran edificio y una migración enorme de juventud muy preparada para las nuevas tecnologías. Es el triángulo perfecto que tendría que reproducirse a nivel provincial, regional y nacional.
¿Y por qué crees que ese triángulo que se reproduce para la tecnología no se replica también para la industria o para la actividad agropecuaria, por qué es tan difícil? Además en Argentina siempre fue campo o industria, en lugar de aunar ambos conceptos: “campo e industria”.
Claro, el campo ha asumido muchísimas responsabilidades y nuevos retos, en cuanto a la tecnología y su desarrollo ha cambiado totalmente; pero lo que está faltando es una cara de la moneda. La otra cara que se necesita son los estímulos, justamente porque no hay incentivos. Falla la punta del Estado como organismo impulsor y, a su vez, agresivo en materia de producción y tecnología.
El economista turco, residente en Estados Unidos, Kamer Daron Acemoglu habla de esto: ¿por qué fracasan los países? ¿Qué opinión tenes respecto de esto?
Sabes que él decía que la causa fundamental del fracaso de los países había que buscarlo en las instituciones. Ya que hay instituciones políticas que le marcan los tiempos a las instituciones económicas. De ahí que son las políticas las que generan lo que luego ocurre en la economía. Dos conceptos caracterizan a las instituciones que pueden ser extractivas o inclusivas. En las extractivas se ve como los que tienen a su cargo el desempeño de las mismas anteponen sus intereses particulares o sectoriales por delante de los intereses del país. Esta explicación encuadra perfectamente en la realidad argentina. Hoy tenemos claramente ese tipo de ejemplos; cuando era el momento, volviendo al concepto inicial, para que le pasáramos el plumero a las instituciones. Esa primera reconstrucción, ante todo, debía ser institucional. De igual modo seguirá siendo el desafío porque tenemos una bajísima calidad institucional.
Las instituciones extractivas, tanto económicas como políticas, pueden ser muy diferentes en los distintos países, pero son la raíz de sus fracasos. Las instituciones inclusivas crean condiciones de competencia equitativas y otorgan incentivos y oportunidades a la gran mayoría de la población.
En la representación dirigencial se está viendo esa intención de renovar la política buscando esa calidad institucional de la que vos hablabas esperando, que en algún momento, ese plumero, que mencionabas pueda, también, pasar por ahí y acompañar este proceso de renovación.
Tengamos en cuenta también que estas ideas, no son solamente del economista Daron Acemoglu, ya Aldo Ferrer hablaba del concepto de densidad nacional. Él decía que para desarrollarse en un país tenía que tener una muy sólida densidad nacional; e identificaba este concepto como el conjunto de las instituciones. Justamente, es éste entramado institucional, virtuoso, el que impulsa el proceso de desarrollo.
Esta cuestión podemos llevarla a un terreno mucho más filosófico, porque son las personas quienes componen las instituciones. Hay falla , entonces, en las personas, en sus valores y hasta en sus criterios sobre cómo abordar los temas. ¿Qué es lo que queremos y para quién lo queremos?
Por otro lado, también, se habla mucho de Argentina y de sus posibilidades en Vaca Muerta, en litio y en turismo. Entendiendo que son actividades económicas que nos ayudarían a viabilizar un proceso de crecimiento económico. ¿Vos qué tipo de trabas, ves en este camino hacia el desarrollo de nuestro país?
Mira, primero, digamos que virtudes y posibilidades hay muchísimas. Nos cansamos de relatar todo lo que representa Argentina como país de oportunidades. “Yo creo, que la traba fundamental que condujo a la Argentina 2023, es de índole cultural. Ha cambiado totalmente la escala de valores en muchos sectores de la sociedad. Se ha distorsionado la cultura de esfuerzo”.
¿O será que nos hemos adaptado, también, a la nueva realidad ? Ahora es mucho más fácil acceder a la información. Entonces quizás no se investiga tanto porque tenemos sobre-abundancia de información. Y así vamos construyendo una posverdad repitiendo y repitiendo hasta terminar creyéndola.
Exacto. Y no tengo ninguna duda que esa crisis de valores, reside en la mala educación que tenemos en este momento; resultante de muchos años y de todo lo que destruyó la pandemia. Pero fijate, cuando decimos educación no sólo es pensar en la universitaria. El economista y profesor universitario Jeffrey Sachs ,que acuñó el concepto del BRICS, -estudiando el desarrollo de estos cinco países emergentes: Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica- decía que el factor fundamental del desarrollo era la educación, pero, la educación del colegio secundario. Y ¿qué está pasando con el secundario en la Argentina? ¿Qué resultados tenemos en las encuestas?
Sí, cada vez estamos con peores resultados. Tenemos un problema educativo importante. Sin embargo yo creo que la universidad está un poco escindida de eso. La Universidad de Buenos Aires, de hecho, en estos últimos años ha sido nombrada como la Universidad Iberoamericana más importante en la región. De ahí, que muchos hermanos latinoamericanos vienen a estudiar a nuestro país. Además, porque tenemos una universidad pública, segura, gratuita y de calidad. Pero es cierto, que en los niveles iniciales y secundarios, no se estaría observando este mismo proceso.
La persona que llega con una deficiente educación secundaria, tiene que enfrentar una grieta -vale usar esta palabra- entre la formación que trae y la que le exige la universidad de calidad; y que alumno no está en condiciones de poder atender. Cuando conversas con docentes de los primeros años de cualquier carrera, te dicen que están recibiendo alumnos a los que les cuesta muchísimo acceder a ese nivel educativo; “tienen que subirse a una calidad desde escalones muy bajos a nivel secundario”. Por eso rescato mucho este concepto de desarrollo.
Vamos a abrir otra veta en la conversación: Inteligencia artificial, blockchain, algoritmos, nanotecnología. En la Argentina ¿vos cómo ves este tipo de procesos? ¿Consideras que en Argentina estamos aprovechando estas tecnologías o todavía estamos explorando a ver de qué se trata?
Yo creo que no es si estamos en la carrera tecnológica o no. Ya estamos ahí, en la pista, diríamos. ¿Corremos o no? El planeta nos puso ahí y yo creo que ya no podemos prescindir de ellas. Tenemos que ser muy selectivos en buscar poner esas tecnologías al servicio de un modelo de país. Si no aparece un proyecto nacional claro, convocante, de la sociedad toda, que apunte hacia un destino de crecimiento auténtico, no podremos decir en qué podemos aplicar el big data, la robótica o las impresoras 3D. Es decir, hay una cantidad enorme de tecnologías, que además entran en este momento, en un proceso exponencial a partir de la inteligencia artificial. Pero también grandes sectores de empresarios advierten sobre el peligro , a partir de las experiencias que está dando el famoso chat GPT- en su última versión nro.4- , donde el mismo se va por diferentes rumbos en su armado de respuestas, comprobándose que entrega no verdades, aunque no intencionalmente.
Yo creo que esto también pasaba antes. Ahí está la responsabilidad de quienes consumen la información y de analizar su veracidad o no. Ahora tenemos una sobreabundancia de contenido y un acceso, casi instantáneo, a un océano impresionante de datos que también es difícil de verificar.
¿Entonces para vos el camino a emprender, en cuanto al desarrollo, depende exclusivamente de que se pueda conformar ese triángulo?
Yo creo que es mucho más que ese solo triángulo. Ante la pregunta ¿qué es desarrollo? Yo profundizaría, por ejemplo, en los conceptos del economista indio Amartya Kumar Sen. Su pensamiento estuvo muy presente en muchos trabajos para las Naciones Unidas y es el famoso índice de desarrollo humano plasmado, luego, en los 17 objetivos de desarrollo sostenible y muestra una senda para el desarrollo, pensado en el hombre. Allí se destacan el respeto a las libertades individuales, a los derechos humanos y a la justicia social. Incluso hasta encontramos, por ahí, indicadores de la felicidad. De la economía del bienestar pasamos a la economía de la felicidad. Queremos que el hombre esté feliz y en plenitud.
Vos mencionabas que no tenemos un modelo de país que nos muestre los objetivos hacia dónde vamos. Pero también se supone que los objetivos están primero para impulsarnos a caminar y marcarnos un norte. Hoy en nuestra experiencia país -según tu mirada- eso no está muy claro y además tenemos la mirada en el corto plazo.
Hay un camino a recorrer donde resolvamos esta crisis de este momento.
Fíjate que años atrás yo participaba en la Secretaría Económica de un partido político. Creo que era la elección de Alfonsín. Y había algo que se llamaba la plataforma política. “Había que sentarse y escribir “. Era el contrato con la sociedad. “Mire, si usted me vota… yo me comprometo a esto”. Y recuerdo que había que profundizar mucho hasta conformar esa plataforma. Hoy, en cambio, estamos adivinando lo que piensan los políticos y a dónde quieren llegar. Quizá hasta logramos escuchar algo de su pensamiento, a través de televisión. Pero ¿y las plataformas y el contrato? Además de las PASO, los distintos espacios políticos y la presentación de diferentes candidatos, tendrían que estar sus plataformas políticas y no las vemos, a pesar de estar en un año electoral. Ahí aparece, retomando el inicio de esta charla, la gran debilidad institucional que penetra en los partidos políticos.
Si vos tuvieses la posibilidad de ser presidente por un día, para ponerte un rol de decisión importante ¿cuál sería esa primera medida -con implementación efectiva- que tomarías?
Esa primera medida sería la de conformar un equipo. Yo tendría que tener cualidades de líder y si no tengo esas cualidades de líder, mejor que no me presente. También preguntarle a los que saben. No hay líder sin equipo. Y no hay equipo sin líder. Se necesita carisma y liderazgo.
GEO, transformando el conocimiento en acción.
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