Carlos Pérez se siente halagado con el cargo que le han conferido. Ferviente defensor de la meritocracia, afirma haber empezado bien de abajo su carrera política, sin ayuda de nadie.
o duda en cada una de sus respuestas; su tono siempre es amable, casi paternal.
Profundizando acerca de su labor, dice con una sonrisa ya resignada que para desarrollar su labor es indispensable tener una alta tolerancia a la frustración, “lidiar con la Seguridad Vial no es sencillo”, asiente.
En las instalaciones de GEO, café de por medio, iniciamos este diálogo.
Bienvenido Carlos, es un gusto tenerte aquí. El desafío siendo Director de la Agencia Nacional de Seguridad Vial es tremendo, porque los indicadores, nacionales e internacionales son muy frustrantes. Cuando arrancaste en el cargo, ¿Cuáles fueron los dos o tres desafíos críticos que asumiste?
Buenas tardes Hernán (Piotti López) y José (Lezama). Gracias por invitarme.
Lo primero que hice fue leer la normativa: qué es lo que la Agencia tenía bajo su responsabilidad. Y me preocupó la Dirección Nacional del Observatorio, responsable de manejar toda la estadística: datos e información acerca de la siniestralidad en todo el territorio; así que lo primero que hice fue ver en qué estado se encontraba el Observatorio. Era vital saber qué información teníamos porque en base a ese análisis uno puede empezar a tomar decisiones y avanzar sobre una política pública que permita ir generando resultados.
Y la verdad que no había datos consistentes: todo lo que tenían eran estadísticas provistas por las policías provinciales acerca de fallecidos y heridos, y en algunos casos sin siquiera detallar el grado de lesión de los sobrevivientes. Así que hubo que darle una vuelta de rosca muy importante, incluso el sistema de recolección de datos vía correo en planillas que se hacían por triplicado, era arcaico.
Así que generamos un sistema informático que nos permitiera tener los datos online. De hecho, durante el primer año no publicamos ningún dato de siniestros. Ese fue el primer desafío.
El segundo estaba relacionado con procesos que se estaban llevando adelante, como lo de la licencia de conducir. Trabajar sobre el proceso de otorgamiento, de tal manera que dicho proceso fuera el mismo desde la Quiaca hasta Ushuaia. Todavía lo estamos haciendo, reformulando el sistema, especialmente en un punto fundamental como lo es el examen psicológico, trabajando con la Fundación de Facundo Manes y la Federación de Psicología para establecer quién NO está en condiciones de conducir un vehículo.
Recuerdo uno de esos exámenes, no encontraba la relación entre las preguntas y lo que me habilitaba a tener una licencia…
Tal cual. Prontamente haremos alguna prueba piloto en un centro de emisión de licencia. Pero acá hay otro tema que no es menor: los argentinos entendemos que la licencia de conducir es un derecho, y la verdad es que es un privilegio, no un derecho.
En muchos países del mundo donde se tiene otro tipo de conciencia respecto al manejo, los exámenes son mucho más rigurosos y la licencia es mucho más cara, de tal manera que quien quiera obtenerla, sabe que tiene que pagar un costo alto. Y así, sabe que tiene que prepararse lo suficiente como para aprobar un examen exigente; en algunos países tardan hasta seis meses para aprobar un examen, especialmente si uno rinde por primera vez.
Entonces yo entiendo que hay que darle una mirada un poco más profunda al asunto.
Acá creemos que el Estado es más eficiente cuando procesa más rápido un trámite administrativo. Cuanto más rápido te dan licencia, más eficiente es el sistema.
No es tan así, hay que mirarlo de otra manera. Hay que puntualizar cuáles son aquellas aptitudes o condiciones que tiene que tener una persona al conducir para reducir el riesgo.
Carlos, al momento de manejar, ¿Cuáles son las costumbres más difíciles de erradicar en la Argentina al momento de manejar, y respecto a la cultura vial?
Pienso en una charla que tuve con un amigo que vive en el exterior que no entendía por qué no parábamos cuando había un cartel enfrente que decía “Pare” y yo le contestaba que todo acá era decorativo…
Bueno, qué pregunta…Yo creo que falta mucha consistencia. Acá preguntás quién maneja bien y todos levantan la mano, y si pedís la visión que tienen acerca del otro te van a decir que son todos unos desastres. No admitimos tomar malas decisiones. Son decisiones que pueden traer consecuencias muy graves, se toman en un segundo sin ninguna consistencia y trae riesgo para la propia vida, y lo más grave, para la de terceros.
El camino es muy largo y la meta es tratar de cambiar la conducta vial de los argentinos, transformarla. Lleva tiempo trabajar sobre la concientización, y en ese aspecto estamos trabajando con las policías provinciales para que dejen de ser los que sólo te piden los documentos, y te preguntan de dónde venís y adónde vas. Además de ser el responsable del control y la fiscalización, queremos que dejen un mensaje de concientización,, sobre todo cuando se lo detiene por una falta. Cuando uno empieza a recorrer el país nota que hay muchas cosas en las que hay que trabajar: en el interior, por ejemplo, el uso de la bicicleta en la vía pública.
Hay que trabajar sobre una política pública en gestión de la seguridad vial.
Te llevo a algo más relacionado con tu rol como director de la Agencia adentro y fuera del país. Hace poco estuviste en el Foro Iberoamericano donde se habló de seguridad vial relacionada con Salud Pública. ¿Cómo se posiciona Argentina dentro de Iberoamérica en ese aspecto?
No puedo comparar nuestra posición con el resto de Latinoamérica en temas de siniestralidad porque acá hemos hecho un estudio durante los últimos seis meses y el resto de los países, no.
El 1,7% del producto bruto se va en temas de siniestralidad acá, son 176 mil millones de pesos que la Argentina se lleva por los 5000 fallecidos en accidentes de tránsito.
Esto afecta muchísimo la salud pública, y con indicadores que no se pueden medir, intangibles, como la expectativa de vida de la persona fallecida. Otro gran problema que enfrentamos es político, y es la falta de federalización en materia de tránsito.
Existen más de dos mil cuatrocientos municipios en este país, y cada iniciativa de la Agencia debería ser adherida ciento por ciento por todos los municipios, sin excepción. Pero esto no funciona así: pongo el caso de algunos intendentes que han sido interceptados en algún control con exceso de alcohol en sangre y la decisión inmediata fue suspender los controles de alcoholemia dentro de su jurisdicción. Hay que entender qué es una política partidaria y qué es una política de gestión. Nosotros vinimos a trabajar sobre la seguridad de todos los ciudadanos, y en ese sentido hemos logrado acuerdos muy importantes, que involucran la educación a mediano y largo plazo. Y por otra parte no olvidarnos la coyuntura y trabajar en el control, la fiscalización, la penalización de las faltas. Y que esta penalización no sea atacar el bolsillo de las personas; quien supera la velocidad de 140 kilómetros por hora seguramente tiene un auto de alta gama y pagar la multa no le va a costar nada, y, para peor, no cambiará la conducta.
Hemos mandado a decreto, y la idea es empezar a implementarla, la pena de inhabilitación de la licencia por un período determinado. Eso sí duele. Porque ya conducir sin licencia tiene otro tipo de sanción.
Hoy estamos cerrando con el Consejo Federal una ley de scoring nacional. Si bien existía no tenía la misma aplicación en todas las provincias. La idea era que nos teníamos que fijar cuáles eran las faltas graves sobre las cuales se aplicaban los descuentos de puntos, y después de eso, cuántos puntos de acuerdo a cada falta irregular. Para fin de año deberíamos tener la ley de scoring para aplicar en todo el país.
También nos pasa, en esto de no ponernos de acuerdo, de no federalizar, con la inescrupulosidad de algunos funcionarios jurisdiccionales con la instalación de radares en sitios “claves”
con la única función de recaudar, y no educar.
Hago las cuentas, en otros países es muy costoso tener una licencia, acá al revés: es relativamente barato y trasladamos todos esos costos ex post, con multas onerosas por no tener otra solución o no haber hecho prevención previamente.
Estamos tratando de que estas políticas hagan algún impacto. Yo voy dos veces al año a rendirle cuentas al presidente, porque esto es una preocupación del Estado.
Para tener una referencia respecto a otros países, yo uso siempre como datos comparativos a España, porque tienen una idiosincrasia parecida a la nuestra, porque son también 42 millones, pero en un territorio más chico, y porque en el año 2002 tenían cerca de 6000 fallecidos al año, casi como nosotros actualmente. Ellos después de la aplicación de políticas muy estrictas lograron tener mil doscientos, bajando la siniestralidad que hoy en día es una de las más bajas de Europa. ¿Cómo lo hicieron? Invirtiendo en obras de infraestructura, mejorando el transporte público, invirtiendo en educación vial.
¿Qué es lo que vos interpretás como impostergable en la materia que te toca administrar de aquí al corto plazo?
Federalizar, lograr consensos a lo largo y ancho de país. Normalizar la normativa, no se trata de quitarle la jurisdicción a nadie sino de trabajar todos en un mismo sentido.
La bandera…
Exactamente. Volver a construir, ese el desafío más grande. En educación vial, la primera conciencia que tenemos que cambiar es la de los funcionarios. Ese compromiso va más allá de la gestión, probablemente con resultados que nosotros no lleguemos a ver, entonces tenemos que serlo suficientemente generosos y comprometidos para sentar las bases en el medio y largo plazo.
Por ejemplo, en ferrocarriles y construcción de rutas, los resultados se ven a corto plazo, aquí no. La creación de la Agencia y del Ministerio de Transporte fueron dos hitos muy importantes, porque incluyeron políticas en la gestión del transporte. Hoy tenemos menos gente en las rutas por la irrupción de las low cost, lo mismo con el reacondicionamiento del Belgrano cargas que evitará un montón de camiones en las rutas. Porque hoy en día el medio que coopera con la productividad del país es el camión, por eso se trabaja sobre el reacondicionamiento de vías. Esta simple política redujo el 5% la siniestralidad en rutas. Para esto también hay que capacitar a las policías provinciales…
Una pausa para el café, mientras Hernán Piotti López le cuenta al invitado acerca del ciclo Argentina Política que comenzó en GEO el mes pasado y del cual Carlos Pérez será el próximo convocado.
Acepta participar, siempre generoso. Al cabo de unos minutos, reanudamos la charla.
Dos preguntas más, y terminamos. Una general, y otra que hacemos siempre en GEO. La general, a poco tiempo de culminar un ciclo presidencial, ¿Cuáles han sido los logros más destacados de esta gestión?
El logro más importante fue la institucionalización. Eso para mí fue fundamental.
Vivir en una República donde los poderes son independientes, donde se piense en el ciudadano como eje de gestión de gobierno y no en el cooperativismo.
Lo otro tiene que ver con la madurez del sistema democrático, ahí creo que nos falta mucho. Los funcionarios tenemos que pensar que, sea cual sea el poder del estado que nos toque gestionar, no somos nosotros los importantes, lo importante es lo que nosotros podemos generar para la sociedad.
Eso es lo que va a ir generando el cambio gradual que necesita la Argentina. Hay que entender que la gestión en la política no es en beneficio propio, es un proceso del cual hay que sentirse orgulloso de aportar ese pequeño grano de arena en el proceso.
Yo no soy un hombre muy generoso, soy un hombre muy comprometido, le pongo pasión a lo que hago y ahí es donde se pueden generar los cambios. Creo firmemente en la meritocracia, yo mismo empecé de abajo sin ayuda de nadie; primero me dieron un puesto y después el Ministro me confió la dirección de la Agencia. No quiero defraudarlo, y tampoco defraudar a la sociedad.
Ahora la pregunta GEO, Carlos. Sos presidente por un día y tenés que tomar una medida que va a ser efectiva. ¿Cuál sería?
Cortar con la pobreza en la Argentina. Que todos tengamos la misma oportunidad, transmitir valores a la gente joven, que serán los dirigentes del futuro. La gente que trabaja conmigo tiene mucha libertad de acción, yo les digo, “Vayan y equivóquense, si lo hacen con buena fe hay posibilidad de corregirlo”. Nadie salió sabiendo absolutamente todo. Si te vas a equivocar, lo importante es arreglarlo. Es así.
Muchas gracias. Carlos.
A ustedes.
Producción:
Responsable General: José Lezama
Presentes en la entrevista: José Lezama, Viviana Noir
Edición: Pablo Miranda
Coordinación y organización General: Viviana Noir / Alan Cosentino
Permitida su reproducción sin citación de fuente
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