Natacha Sánchez Mosquera, Gerente de Administración y Finanzas, conversó sobre la economía e impuestos en nuestro país, junto a José Lezama, Director del Centro de Producción Documental, en el marco del segundo Ciclo de entrevista “Compartiendo Conocimientos”.
Natacha Sánchez Mosquera:
Contanos un poco sobre vos. ¿Quién es Natacha Sánchez Mosquera?
Soy una mujer que hace bastante tiempo tiene roles importantes dentro de la familia, porque estoy casada hace casi 30 años, tengo una hija de 20 años y un hijo de 25 años. A su vez, soy muy curiosa y me gusta formarme con el estudio todo el tiempo. Ser gerente de administración y finanzas implica aceptar desafíos, sobre todo en empresas públicas.
¿Por qué contadora pública y abogada?
Mi vida está dividida en el word y el excel. Me encantan los impuestos y todo lo que tiene que ver con los números. Pero en un momento de mi actividad privada vi que no podía llegar a ayudar a los clientes desde la parte contable e impositiva, entonces busqué entender esto desde el lado de la abogacía. Porque siempre existe eso que el contador y el abogado se tiran la culpa, sea de un tema laboral, impositivo o comercial, o siempre la culpa la tiene el contador en la lectura del abogado. Por eso decidí ir a una instancia más, estudiar y recibirme en Derecho.
¿Tu perfil también es de mediadora?
Si, al ser muy estructurada necesitaba tener otra mirada, y con la experiencia de los años me llevó a querer comprender la situación de las empresas familiares, PYMES o conflictos dentro de las mismas. Entonces, tomé el desafío de ser mediadora, tengo el título, pero aún no lo ejerzo.
¿Cuál es el rol del mediador?
Su rol es que ambas partes de un conflicto, no se vayan de la misma manera en la que vinieron. Mejor si se puede resolver o por lo menos tratar el caso. El mediador escucha a las partes y las invita a dialogar entre sí, aunque no sea directamente, también hay métodos y formas para ello. Pero la idea es que se vayan mejor de como llegaron. En lo legal, lo que hace un mediador es volcar en un papel un acuerdo, eso queda firme, es como una sentencia.
Uno se imagina a un abogado que dice qué se tiene que hacer y cómo. Pero desde tu rol de mujer. ¿Qué destrezas o aptitudes tenés en este rol de mediadora?
En este rol lo fundamental es la escucha activa, la gente a veces no se habla, pareciera que perdió la comunicación, entonces cuando hay un testigo de por medio, las personas se comportan de otra manera y reconocen que tuvieron una mejor experiencia para resolver sus conflictos.
¿Qué es lo que te apasiona respecto a los impuestos? ¿Qué te interesa de eso?
Mi formación profesional nació en la AFIP, con 20 años empecé a trabajar ahí, había una convocatoria, di un examen e ingresé. Junto con una compañera nos íbamos a los mostradores de consulta, porque nos gustaba leer el boletín oficial, venían contadores, profesionales estudiados y nosotras les respondíamos. En ese momento pensaba, estoy trabajando en algo que estudio y encima me pagan. Luego me fui, porque sentía que había cumplido un ciclo, justo cuando me ofrecieron un cargo en la AFIP. Todos me preguntaban por qué, y yo no quería quedarme encasillada, sino que, quería ir por otras experiencias
¿Qué implica para una profesional de esa época desempeñarse en un ambiente más masculino como la AFIP?
Nunca le di importancia a ese contexto, porque yo siempre estuve segura de mí. Nunca sentí un desprecio o discriminación. Arranqué atendiendo al público, pero cuando sentía que me aburría, buscaba aprender otras cosas. Luego pasé a determinaciones de oficio, donde nadie quiere ir, porque tenés que leer expedientes.
¿Qué opinión tenés de las empresas privadas del país?
Hay de todo, las empresas son competitivas, el tema es que el contexto inflacionario, las restricciones a las importaciones de determinados productos o incluso la exportación del país no te ayudan. Hace unos años traje de China un kit de aire acondicionado solar, tuve un problema con la aprobación en el ingreso al país. Nosotros mismos (el país) nos ponemos las trabas. En este sentido, quedan las empresas oportunistas, pero al que realmente lo necesita no puede, porque el contexto no ayuda.
¿Qué problemas comunes tienen estas empresas, por lo menos, en las que has tenido experiencia?
Lo más difícil es traer dinero, eso no se puede entender. Entonces, cuando una empresa del exterior se quiere instalar se choca con que eso no se puede, porque ellos necesitan meter y sacar dinero, además se suma es eso el tipo de cambio. En ese sentido, es muy difícil vender a Argentina a los inversionistas, en comparación a como es Brasil y Uruguay. Después, está el costo laboral, pero no por el empleado en sí, sino por las cargas impositivas, y también por la industria del juicio. En Argentina hay muy buena mano de obra calificada, pero pasa que las ganancias se van en impuestos al estado o en cargar de seguridad social que, a su vez, no se ve reflejado en las jubilaciones.
Argentina tiene distintos sectores para invertir como Vaca Muerta y el Litio. ¿Se les dificulta más a las PYMES porque no hay financiamiento y crédito?
Si, se les dificulta por estas cosas. Las PYMES tiene que conseguir sociedades de garantía, o el apoyo de una empresa grande, con el riesgo de que le saquen las ideas, están desprotegidas. Así y todo seguimos sacando “unicornios”. La presión tributaria es muy alta, entonces eso también dificulta.
Tuviste un paso importante en el ámbito privado y ahora estás en lo público. ¿Qué diferencias hay? ¿Hay diferencia en el trabajo en equipo, en gestión?
En Estado hay burocracia al igual que en las grandes empresas privadas, entonces para mí no hay tantas distancias, salvo en las PYMES, donde hay un dueño y pocos empleados, por la eficiencia es otra, no cuentan otros costos, por ejemplo, los horarios laborales, en en estado trabajas 8 horas, mientras que en una PYME podés trabajar más. Son otras reglas de juego.
La empresa pública grande en la que estoy yo, en realidad viene de la conjunción de 10 empresas privadas que dejaron de serlo. Yo creo que en el Estado deberían estar los mejores profesionales, porque somos argentinos y debemos trabajar para la mejora del país.
Si tuvieras que destacar algún elemento del ámbito público. ¿Cuál sería?
Según mi experiencia actual, destaco el ponerle gestión a los recursos públicos, medir por indicadores, tener un plan, también tener objetivos planteados y armar equipos de trabajo. Yo creo que eso se ve en la gestión. La empresa pública está bien encaminada en ese sentido.
¿Cómo ves el proceso de adopción de la tecnología?
Esta empresa en donde estoy se creó en la Pandemia, significaba contratar y conocer a tus compañeros de trabajo a la distancia. Luego tuvimos que empezar a generar seguridad informática, trazabilidad y aprendimos muchas otras cosas más un poco a la fuerza.
¿Qué rol tiene la Inteligencia Artificial (IA) en el ámbito del Contador Público?
Si la inteligencia artificial te sirve para mejorar algo, tener una segunda opinión, está bueno, pero tenés que contrastarlo con tu saber profesional, justamente, esto está hecho por personas (IA). La idea es utilizar estos elementos que siempre son bienvenidos, pero no reemplazar el trabajo profesional. Desde que me recibí dicen que el rol del contador va a desaparecer, pero no ha pasado.
Si fueras Presidente por un día y tuvieses la posibilidad de tomar una medida, sea cuál sea, y sabes que es de aplicación efectiva ¿Cuál sería esa primera medida?
Yo haría un examen de conciencia a todos, de alguna manera generar un diálogo social, convocar a todas las partes que representan a la sociedad. Evaluar juntos la situación actual para realmente abordarla y ver qué puede hacer cada uno desde su lugar, para mejorar el país, donde nuestros hijos se sientan orgullosos de dónde nacieron -yo lo estoy-.
GEO, transformando el conocimiento en acción.
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