Tal como habíamos previsto en la edición anterior, todos los indicadores empeoraron. Con estos datos la luz al final del túnel parece cada vez más lejana. El impacto de la pandemia se siente en toda su plenitud. Definitivamente, lo más preocupante en este último mes ha sido el avance acelerado de COVID-19 tanto en contagiados como en fallecidos. Todas las decisiones están supeditadas al avance de la enfermedad. No obstante, el agotamiento de la sociedad respecto de la cuarentena también juega un rol clave, puesto que esa rigidez de los primeros tres meses en cuanto al cumplimiento casi pleno del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, se va disipando. En este contexto es realmente complejo ser tajantes respecto del futuro. La dinámica del avance del virus juega un rol clave.

• Se espera el pico de casos para algún momento del mes de agosto. Estamos en niveles muy altos de casos como de fallecidos.
• En materia económica, todos los especialistas concuerdan en que este año será un año perdido. A su vez, el efecto de la pandemia en la pobreza e indigencia será total y veremos niveles records hacia fin de año. No obstante, la negociación exitosa de la deuda debería sentar las bases para pensar en un futuro un tanto más promisorio.
•  El deterioro y la caída de los trabajadores registrados se viene dando desde inicios de 2018; no obstante, la caída más pronunciada se observa entre los meses de enero y mayo del presente año: 403 mil personas quedaron fueron expulsadas del trabajo registrado. Será muy difícil recomponer el mercado de trabajo durante 2020.
• Dado el avance de coronavirus y el “recalculando” de varias provincias que habían estimado la vuelta a las aulas durante agosto, consideramos que la vuelta a las aulas, con protocolos muy estrictos, se realizará entre septiembre y octubre el presente año.